Buenas noticias, tenemos una nueva colaboradora en la web. Escribirá artículos de vez en cuando bajo el pseudónimo de M. I. Élida. En este primer artículo nos da su opinión sobre la idea de una renta mínima permanente: En primer lugar aclarar que no es lo mismo renta básica que renta mínima. La primera supondría una prestación incondicional y universal que tendría derecho a recibir cada ciudadano sin ningún tipo de condición( ricos, pobres,nacionales, residentes, buscadores de empleo o no,…), es decir todos recibirían esa cantidad pues se trataría de un derecho de cada ciudadano no de una prestación (se pasa de hablar de solidaridad a hablar de derechos). El supuesto incremento de la desigualdad, por ejemplo entre ricos y pobres que la percibieran, quedaría neutralizado por una política fiscal cuyo sistema impositivo garantizara la progresividad con lo que los ¨ricos¨ podrían llegar a un saldo neto negativo. La renta básica es en su base empobrecedora. Lo único que se conseguiría es el empobrecimiento de las personas y su mayor dependencia del Estado, que a su vez tendría que emplear una importante parte de su PIB para costearla lo que traería importantes consecuencias para la población en términos de impuestos y otras cargas. La renta mínima es algo muy distinto pues es una garantía de ingresos para quien no alcance un mínimo que además va acompañada de condicionamientos y tiene carácter asistencial. Esta renta mínima puede entenderse como temporal o permanente. Una renta mínima de carácter permanente es tan inaceptable como una renta básica, pues obligaría a algunos, mayoritariamente la clase media, que sí trabaja y quiere trabajar ya sea como trabajador por cuenta ajena, autónomo o empresa, a soportar permanentemente la recaudación de los medios necesarios a través de cargas impositivas de todo tipo con el fin de que el Estado pudiera hacer frente a esa renta mínima de aquellos que no quieren trabajar porque prefieren esa seguridad de unos ingresos fijos ¨compatibles¨con una posible economía sumergida y con la comodidad (para qué arriesgarme si tengo algo fijo que puedo complementar; para qué trabajar si hay comedores sociales; roperos sociales; ayudas al transporte; enseñanza gratuita;…), renta que, además, le generará unos votos fieles en cada campaña electoral. Todo ello sin entrar en consideraciones de ética y moral( dignidad de las personas, respeto a su libertad, sentido de responsabilidad, deseo de poder progresar,…) En definitiva sólo si es de carácter temporal o transitorio, podría tener su fundamento y justificación, siempre y cuando se aplicara en el marco estricto de la temporalidad y por circunstancias extraordinarias y anexionando dicho subsidio a la obligación de realización de algún tipo de trabajo en beneficio de la comunidad, tal y como es exigible durante la situación de desempleo contributivo (art. 272, 2 RDL 8/2015 de 30 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social) o bien haciéndolo compatible con un trabajo por cuenta ajena en proporción a la jornada pactada entre la empresa y el subsidiado. De lo contrario esa renta mínima se convertiría en creadora de pobreza ya que desincentiva el empleo y constituye un estímulo a la economía sumergida y a la vagancia humana (recordemos que el comportamiento humano tiende a lo fácil y a lo seguro. Ahí tenemos el antiguo PER como ejemplo (actual PFEA, plan por el que los agricultores se han encontrado sin trabajadores en muchas ocasiones, porque aquellos preferían cobrar ese subsidio a trabajar, un plan que en ocasiones ha invitando al fraude). Es fácil convencer al ciudadano medio, desconocedor de las repercusiones de las políticas sociales mal trabajadas y explicadas para que crea y esté conforme con políticas supuestamente progresistas en aras a la solidaridad con los que menos tienen lo que a la larga conlleva el empobrecimiento general de la población y consecuentemente el empobrecimiento del Estado, a la vez que el enriquecimiento y el totalitarismo de los que ejercen el poder. En realidad lo mejor no es ninguna de las soluciones propuestas sino que sea el propio mercado el que regule sus necesidades, sin trabas burocráticas, gestiones absurdas, impuestos confiscatorios ni regulaciones muchas veces imposibles de cumplir. M. I. Élida
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AutorPablo Garzo Archivos
Mayo 2020
Categorías |