Hace 300 años Europa sufrió lo que se conoce como “The Great Frost”, que podríamos traducir como la Gran Helada o también el Gran Invierno. Ocurrió exactamente en el año 1709, cuando los termómetros de la mayoría de países europeos alcanzaron durante el invierno temperaturas nunca vistas, por ejemplo en Francia e Inglaterra se vieron los -15 grados Celsius durante el mes de enero de ese fatídico año.
Como consecuencia se vivió una tragedia económica y social, miles de personas murieron de hambre, y el PIB de los países europeos se desplomó en un porcentaje de más de dos dígitos, cosa que nunca se ha vuelto a ver hasta este año 2020, cuando las predicciones apuntan a que muchos países de nuestro entorno volverán a ver caídas en su PIB de más del 10%. De ahí la comparación con aquella crisis que acaba de realizar nada menos que el Banco de Inglaterra.
Por suerte esta crisis nos pilla en una sociedad mucho más avanzada, y por ello la verdad es que parece difícil pensar que en los países de Europa vayan a verse hambrunas como las acaecidas hace 300 años; pero tampoco nos llevemos a engaño, creo que la mayoría de personas en general, y los mercados en particular están infravalorando las consecuencias económicas que va a causar esta crisis, en la que muchos países van a quedar muy tocados económicamente hablando; y por desgracia España va a ser de los mayores perjudicados. Sin ir más lejos, la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) acaba de presentar un informe que ilustra bastante bien el drama de las cuentas públicas de nuestro país. Apunta dos escenarios, uno “optimista” (caída del PIB del 10,9% y deuda pública del 117% del PIB), similar al que ha publicado el gobierno, y uno “pesimista” (-13,8% del PIB y deuda pública del 124%). El problema es que estos números demuestran que el Estado está con el agua al cuello, y que de no ser por la financiación de la UE es muy probable que estuviéramos en quiebra (con mejores cuentas los mercados se negaron a financiar a España en 2012). Sin embargo, que nadie se engañe, ésta financiación no va a ser sin condiciones, ya que con casi total seguridad nos obligarán a sanear nuestras cuentas. Para ello, habrá que acometer fuertes ajustes en las finanzas públicas, de intensidad como mínimo similar a los ajustes llevados a cabo tras la crisis de la burbuja hipotecaria de 2008. Además, conociendo lo que quiere gran parte de la sociedad española, no sólo habrá recortes del gasto público, sino que se subirán también masivamente los impuestos para intentar minimizar en la medida de lo posible esos recortes del gasto (cosa que en mi opinión es un tremendo error, pero que experiencias pasadas me hacen intuir que será así). Y las malas noticias no acaban ahí, sino que en el mencionado informe de la AIReF, se calcula que hará falta una década de ajustes para alcanzar el déficit 0, y al menos otra década para volver a los niveles de deuda de 2019, esto es, del 95% del PIB; sumemos otra década para llegar a una deuda inferior al 60% del PIB, que es lo firmado en los acuerdos de la Unión Europea y a lo que se comprometieron los países miembros. Y esto suponiendo que todo salga “según el plan”, pero no olvidemos que puede haber otras situaciones de crisis durante tan largo camino. Queridos lectores, parece que nos esperan en España, como poco, 30 años bastante duros. ![]() La mayor crisis en 300 años by Pablo Garzo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.
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AutorPablo Garzo Archivos
Mayo 2020
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