“El oro es dinero, lo demás es crédito” J.P. Morgan 1912
La primera pregunta que habría que hacerse es: ¿qué es el dinero? Para resumirlo en pocas palabras el dinero se puede definir como un medio para ayudar al intercambio de bienes y servicios, y que a la vez sirva como reserva de valor. ¿Y por qué algo así es necesario? Bueno, la respuesta es obvia, no todo el mundo necesita, posee o produce lo mismo, por eso es necesario un medio homogéneo y ampliamente aceptado que facilite dichos intercambios presentes, y pueda garantizarlos también en el futuro; de ahí la importancia de conservar su valor con el paso del tiempo. En realidad, todo puede usarse como dinero, y de hecho muchas cosas han sido usadas como dinero a lo largo de la historia: sal, cabezas de ganado, piedras preciosas, incluso todos conocemos historias de cómo los presos utilizan cigarrillos en las cárceles para sus transacciones. Por supuesto, no todo realiza esta función igual de bien, y ya Aristóteles hace más de 2.500 años identificó algunas de las características que debería cumplir cualquier cosa que aspire a ser considerado “buen dinero”: Durable Como hemos dicho tiene que aguantar bien el paso del tiempo, para poder asegurar la conservación de su valor y nos garantice de alguna forma el consumo futuro. Divisible Tiene que poder dividirse en unidades más pequeñas sin perder por ello parte o la totalidad de su valor. Por ejemplo un móvil partido por la mitad tendría cero valor, o incluso una moneda de dos euros partida por la mitad no vale un euro (véase aquí que una moneda de oro por la mitad sí que conservaría la mitad de su valor). Conveniente Debe ser fácil de llevar e intercambiar. Las cabezas de ganado son difíciles de llevar en el bolsillo para realizar tus compras. Consistente Debe ser un bien homogéneo, no fungible, y fácilmente identificable. Es decir, de composición y estructura uniforme, que no sufra desgaste o deterioro al ser utilizado, y que no requiera de complejos métodos para verificar su naturaleza. Todos recordamos también de las películas a vaqueros mordiendo una moneda de oro para saber si es auténtica, ya que el oro puro queda marcado al ser mordido por ser un metal blando, cosa que no sucede con las aleaciones. Valor intrínseco Debe ser algo que la gente desea y valora por sí mismo, no sólo por su utilidad como dinero. Los criterios de Aristóteles nos pueden ya dar una buena idea de por qué el oro ha sido usado como el mejor dinero por la humanidad durante miles de años. Por supuesto ha habido otros, como la plata, que cumplen bastante bien esos criterios, pero dentro de cada definición hay grados de cumplimiento, y además podríamos ampliar el listado de Aristóteles con algunas características más, como escasez, o volatilidad, que nos harían comprender por qué el oro es superior. Espero que os resulte interesante este artículo. Creo que en una época en la que los Bancos Centrales parecen estar totalmente fuera de control debemos tener muy claro lo que realmente es dinero.
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Ahora que está bastante de moda el debate sobre si habrá deflación o inflación por la crisis económica y las políticas que están llevando a cabo los bancos centrales, me ha parecido de utilidad traducir y publicar esta carta del Hedge Fund Greenlight Capital a sus inversores (al final tenéis también la carta original en inglés): Un donut es un delicioso chute de energía a mediodía, dos donuts son un desayuno indulgente, tres donuts pueden dar dolor de tripa, seis donuts son un desorden alimentario, doce donuts es la novatada de la residencia de estudiantes. - DAVID EINHORN (Presidente de Greenlight capital) - Querido socio: Los fondos de Greenlight Capital arrojaron un retorno del -21.5% en el primer trimestre en comparación con el -19.6% para el índice de referencia S&P 500. Una pandemia global. Es triste. Es triste ver a la gente enfermarse. Algunos se recuperan, otros no. Es triste llorar por los amigos que han fallecido, y aún más triste por sus familias que no pueden despedirse en el hospital o celebrar un funeral apropiado. Es triste ver a las personas perder sus trabajos o vivir con la incertidumbre de que pronto pueden perderlo. Algunos trabajos volverán, pero otros no. Por muy duro que haya sido observar al virus crear tanto sufrimiento en nuestra ciudad natal de Nueva York, solo podemos imaginar cuánto peor debe ser en países que no tienen medios viables para cerrar sus economías e intentar así limitar la propagación de la enfermedad. Nuestros líderes se enfrentan a la posibilidad de elegir entre malas opciones: permitir que la enfermedad se propague o arruinar la economía. En general, la decisión en los Estados Unidos ha sido frenar la propagación de la enfermedad a expensas de la economía, intentando socializar la mayor parte del coste posible. No tenemos una crisis económica debido a la crisis de salud; La crisis económica es producto de cómo hemos elegido reaccionar ante la pandemia. En la última crisis, socializamos el riesgo del sector financiero al rescatar a los bancos que se consideraban demasiado grandes para quebrar. El resultado de esa intervención fue una recuperación que ha durado más de una década, impulsada por un mayor apalancamiento financiero, con la expectativa de que el gobierno finalmente asumiría los riesgos. Y las autoridades así lo hicieron; en junio de 2017, la presidenta de la Fed, Yellen, declaró que no creía que hubiera otra crisis financiera "en nuestras vidas". Estas declaraciones nos parecieron vergonzosas. Nos dijeron que las medidas de emergencia eran temporales. Después de una década de política monetaria laxa, la Fed, bajo el presidente Powell, comenzó a retirar delicadamente algunas de las medidas de emergencia. Wall Street respondió negativamente a los primeros y valientes pasos del presidente Powell y el presidente Trump lo criticó con fiereza. El presidente Trump es un hombre de negocios y, en los negocios, un mejor crédito consigue la tasa de interés más baja. El presidente Trump tradujo ese principio al mercado de la deuda soberana: en opinión del presidente Trump, si Estados Unidos tiene la mejor y más solvente deuda, debería tener las tasas más bajas, el presidente entiende mal cómo funciona la deuda pública. Las altas tasas de interés reales son el signo de una economía fuerte. Reflejan atractivas oportunidades de inversión que pueden generar retornos atractivos. Las tasas de interés reales cero (o negativas) reflejan una economía débil con pocas oportunidades de inversión y dificultades para pagar sus deudas. A finales de 2018, el presidente Powell cedió a la presión: no tenía el estómago de Volcker para absorber la culpa de la desaceleración económica que podría haber seguido una normalización de la política monetaria. En cambio, volvió a la política monetaria de barra libre de Donuts, donde la necesidad por el azúcar provocó un estallido final a la recuperación del mercado de valores, que duró hasta la pandemia, un evento exógeno. Incluso antes de esta crisis, nuestros líderes habían llegado a un acuerdo bipartidista de que los déficits no importan. El único debate real había sido a quién gravar a impuestos y cuánto gastar. Los argumentos son generalmente motivados políticamente: gravar a la otra parte mientras se reducen los impuestos para los tuyos, y gastar dinero para beneficiar a los propios, mientras se trata de retener el dinero de los otros. El resultado de esta dinámica ha sido tanto cañones como mantequilla, y bajos impuestos. Antes de la crisis, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) proyectó un déficit para 2020 de 1 billón de dólares, o 4.6% del PIB, a pesar del bajo récord de desempleo. Ajustada cíclicamente, esta política fiscal muy flexible coincidía con la política monetaria del Donut. La pandemia no es culpa de nadie (fuera de China). Y es lógico que los responsables de las políticas públicas y monetarias ahora estén haciendo "lo que sea necesario" para proteger a la población de las consecuencias sanitarias y económicas. Como se ha acordado que los déficits no importan, realmente no hay límite. Las deudas serán canceladas o perdonadas y el dinero lloverá del cielo. Del mismo modo, la política monetaria está en modo de crisis total. Cualesquiera que fueran las reglas tradicionales, cada semana vemos nuevas pruebas de que se hicieron para romperlas. Los acreedores estarán protegidos de las pérdidas y el dinero se imprimirá en las cantidades que sean necesarias para satisfacer las necesidades fiscales. El presidente Truman una vez bromeó: "Es una recesión cuando tu vecino pierde su trabajo; es una depresión cuando tú pierdes el tuyo". Cada negocio es "esencial" para las personas que trabajan allí. Pausar la economía, excepto las empresas "esenciales" determinadas por el gobierno, ha causado una recesión / depresión. La economía ahora enfrenta shocks simultáneos de oferta y demanda. Existe mucho debate sobre si los shocks son inflacionarios o deflacionarios. Los deflacionistas señalan la pérdida de ingresos y el colapso del precio del petróleo. El problema con el uso del petróleo como proxy para la inflación es que el precio del petróleo está sufriendo principalmente por un shock de demanda, mientras que el suministro de petróleo no se ve afectado. Los pozos de petróleo continúan fluyendo, mientras que la demanda de transporte se ha derrumbado. El petróleo no está solo. Para cualquier bien o servicio donde la oferta no se reduce a la menor demanda, los precios caerán. Aun así, en un sentido más amplio, creemos que el shock económico resultará inflacionario. Las personas (y las empresas) que no están trabajando ya no suministran bienes o servicios. La respuesta social de reemplazar la mayoría o la totalidad de los ingresos perdidos mantiene la demanda. Por eso, aunque tanto la oferta como la demanda están cayendo, la oferta está cayendo más. La CBO ahora proyecta que el déficit presupuestario será del 18% del PIB en 2020 y más del 10% en 2021. Esto tiene en cuenta los efectos estimados de toda la legislación relacionada con la pandemia promulgada hasta el 24 de abril, pero no el efecto de ningún estímulo potencial adicional. El año 2020 podría representar un déficit del 20% y un desempleo del 20%. El país consume más de lo que produce: nuestra tasa combinada de ahorro privado más público es negativa. El sector privado no puede financiar este nivel de gasto público sin desplazar aún más las inversiones del sector privado y aumentar las tasas de interés. Históricamente, Estados Unidos ha recurrido a sus socios comerciales, particularmente a China, para financiar sus deudas. Sin embargo, la economía de China ya está bajo presión. Aquí en los EE. UU., Hay una discusión generalizada sobre la reducción de nuestra dependencia de las cadenas de suministro chinas, y las voces que culpan a China por la pandemia suenan cada vez más fuerte. Las presiones ya comenzaron, y no nos sorprendería que el presidente Trump sugiriera usar la deuda que debemos a los chinos para restituir. En total, es poco probable que los chinos financien los déficits del gobierno de EE. UU. Estos grandes déficits solo pueden ser financiados por la Fed a través de la creación de nuevo dinero. Es poco probable que la inflación aparezca de inmediato. El aumento de precios en productos puntuales como papel higiénico, desinfectante de manos, leche, arroz y patatas no es señal de una inflación generalizada. Sin embargo, un país que consume mucho más de lo que produce, financiado por la creación continua de dinero, tendrá más dinero queriendo consumir bienes y servicios, pero cada vez habrá menos bienes y servicios. Una vez que la conmoción inicial desaparezca y comience la recuperación, la inflación comenzará a aparecer, y probablemente no se limitará a los precios de las acciones que pierden dinero. Los deflacionistas señalan a Japón como el obvio contraejemplo. Sin embargo, Japón nunca tuvo este nivel de déficit anual, nunca tuvo una tasa de ahorro nacional público más privado en negativo, y nunca aumentó su oferta de dinero tanto en tan poco tiempo. Ahora que el dique fiscal político ha estallado, las autoridades no tienen incentivos para frenar sus estímulos. Los paquetes de estímulo I, 2 y 3 probablemente serán seguidos por 4, 5, 6 ... La Fed imprimirá dinero (e intentará suprimir las tasas de interés) para apoyar la economía. Y Estados Unidos no está solo: es una pandemia global y una respuesta global. Esperamos inflación a nivel mundial. Esperamos que los encargados de formular políticas apunten y aplauden la inflación de medio dígito, que, combinada con la supresión de las tasas de interés, será la única forma de superar las crecientes deudas. Puede ser complicado dentro de unos años si la inflación se acelera aún más. La Fed ha demostrado que no tiene estómago para desacelerar la economía. Creemos por tanto que las tasas de interés reales negativas implícitas son alcistas para el oro y para los activos reales no apalancados con poder de fijación de precios (los precios de bienes inmuebles destinados a vivienda aumentarán, mientras que los bienes inmuebles de locales comerciales disminuirán por falta de demanda).
Hace 300 años Europa sufrió lo que se conoce como “The Great Frost”, que podríamos traducir como la Gran Helada o también el Gran Invierno. Ocurrió exactamente en el año 1709, cuando los termómetros de la mayoría de países europeos alcanzaron durante el invierno temperaturas nunca vistas, por ejemplo en Francia e Inglaterra se vieron los -15 grados Celsius durante el mes de enero de ese fatídico año.
Buenas noticias, tenemos una nueva colaboradora en la web. Escribirá artículos de vez en cuando bajo el pseudónimo de M. I. Élida. En este primer artículo nos da su opinión sobre la idea de una renta mínima permanente: En primer lugar aclarar que no es lo mismo renta básica que renta mínima. La primera supondría una prestación incondicional y universal que tendría derecho a recibir cada ciudadano sin ningún tipo de condición( ricos, pobres,nacionales, residentes, buscadores de empleo o no,…), es decir todos recibirían esa cantidad pues se trataría de un derecho de cada ciudadano no de una prestación (se pasa de hablar de solidaridad a hablar de derechos). El supuesto incremento de la desigualdad, por ejemplo entre ricos y pobres que la percibieran, quedaría neutralizado por una política fiscal cuyo sistema impositivo garantizara la progresividad con lo que los ¨ricos¨ podrían llegar a un saldo neto negativo. La renta básica es en su base empobrecedora. Lo único que se conseguiría es el empobrecimiento de las personas y su mayor dependencia del Estado, que a su vez tendría que emplear una importante parte de su PIB para costearla lo que traería importantes consecuencias para la población en términos de impuestos y otras cargas. La renta mínima es algo muy distinto pues es una garantía de ingresos para quien no alcance un mínimo que además va acompañada de condicionamientos y tiene carácter asistencial. Esta renta mínima puede entenderse como temporal o permanente. Una renta mínima de carácter permanente es tan inaceptable como una renta básica, pues obligaría a algunos, mayoritariamente la clase media, que sí trabaja y quiere trabajar ya sea como trabajador por cuenta ajena, autónomo o empresa, a soportar permanentemente la recaudación de los medios necesarios a través de cargas impositivas de todo tipo con el fin de que el Estado pudiera hacer frente a esa renta mínima de aquellos que no quieren trabajar porque prefieren esa seguridad de unos ingresos fijos ¨compatibles¨con una posible economía sumergida y con la comodidad (para qué arriesgarme si tengo algo fijo que puedo complementar; para qué trabajar si hay comedores sociales; roperos sociales; ayudas al transporte; enseñanza gratuita;…), renta que, además, le generará unos votos fieles en cada campaña electoral. Todo ello sin entrar en consideraciones de ética y moral( dignidad de las personas, respeto a su libertad, sentido de responsabilidad, deseo de poder progresar,…) En definitiva sólo si es de carácter temporal o transitorio, podría tener su fundamento y justificación, siempre y cuando se aplicara en el marco estricto de la temporalidad y por circunstancias extraordinarias y anexionando dicho subsidio a la obligación de realización de algún tipo de trabajo en beneficio de la comunidad, tal y como es exigible durante la situación de desempleo contributivo (art. 272, 2 RDL 8/2015 de 30 de octubre, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social) o bien haciéndolo compatible con un trabajo por cuenta ajena en proporción a la jornada pactada entre la empresa y el subsidiado. De lo contrario esa renta mínima se convertiría en creadora de pobreza ya que desincentiva el empleo y constituye un estímulo a la economía sumergida y a la vagancia humana (recordemos que el comportamiento humano tiende a lo fácil y a lo seguro. Ahí tenemos el antiguo PER como ejemplo (actual PFEA, plan por el que los agricultores se han encontrado sin trabajadores en muchas ocasiones, porque aquellos preferían cobrar ese subsidio a trabajar, un plan que en ocasiones ha invitando al fraude). Es fácil convencer al ciudadano medio, desconocedor de las repercusiones de las políticas sociales mal trabajadas y explicadas para que crea y esté conforme con políticas supuestamente progresistas en aras a la solidaridad con los que menos tienen lo que a la larga conlleva el empobrecimiento general de la población y consecuentemente el empobrecimiento del Estado, a la vez que el enriquecimiento y el totalitarismo de los que ejercen el poder. En realidad lo mejor no es ninguna de las soluciones propuestas sino que sea el propio mercado el que regule sus necesidades, sin trabas burocráticas, gestiones absurdas, impuestos confiscatorios ni regulaciones muchas veces imposibles de cumplir. M. I. Élida There is a time to go long. There is a time to go short. There is a time to go fishing.
Jesse Livermore Los cortos están muy mal vistos y es difícil hacer que cambie su fama, la verdad es que tiene cierto sentido: no es agradable ver como alguien gana dinero porque le vaya mal a una empresa, o a un país, por ejemplo. Sin embargo, en este artículo me gustaría romper una lanza a favor de los cortos, destacando alguna de sus ventajas y el por qué en ningún caso deberían prohibirse: -La formación de precios es más eficiente, incentiva la búsqueda del verdadero valor de un activo. -Mitigan la formación y el impacto de las burbujas financieras. -Aumentan la liquidez de los mercados -Permiten el uso de diferentes estrategias de inversión y de coberturas. Además, se ha demostrado de forma empírica que cuando hay grandes caídas en el mercado y se prohíben los cortos, esto no impide que los mercados sigan cayendo hasta donde tuvieran que hacerlo, incluso se han escrito algunos papers sobre el asunto, como el “Shor-selling Bans and Bank stability” que demuestra que durante la pasada crisis de 2008, y al contrario de lo que creían los reguladores, las acciones en las que se prohibió abrir cortos aumentaron su volatilidad y su riesgo de quiebra. Entiendo por todo esto, y desde mi punto de vista, que el problema y lo que se tiene que vigilar y perseguir no son los cortos, sino quienes hacen un uso fraudulento de ellos: por ejemplo quien tiene información privilegiada proporcionada por poderes públicos o desde dentro de una organización y a la que no tiene acceso el resto el resto de participantes del mercado (aunque esto también pasa por desgracia con las posiciones alcistas), siempre hay unos pocos “listos” que juegan con las cartas marcadas. |
AutorPablo Garzo Archivos
Mayo 2020
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